LA ESTAFA DE GALLARDÓN (o cómo justificar atribuir el Registro Civil a los Registradores Mercantiles)


26 de junio de 2014


CCOO DENUNCIA que el ministro de Justicia miente cuando afirma que la privatización de los registros civiles se realiza “para frenar lo actuales problemas existentes”, sin asumir su exclusiva responsabilidad a la que les ha abocado intencionadamente

Con argumentos que buscan confundir y engañar a la opinión pública, el ministro de Justicia ha desvelado en el Senado que finalmente serán los Registradores Mercantiles quienes se harán cargo de la gestión de los Registros Civiles, tal y como CCOO ha venido denunciando desde hace meses que se estaba gestando, privatizando con ello un servicio público esencial, por más que las inscripciones y las certificaciones puedan seguir siendo gratuitas (de momento y si fuera verdad). Simultáneamente al anuncio del Ministro la página web del Ministerio de Justicia ha publicado una nota de prensa tratando de justificar por qué el Registro Civil va a ser asumido por los Registradores Mercantiles.

Con este anuncio el Ministro de Justicia acaba con el paripé de alegar que la decisión de la atribución de la gestión del Registro Civil no estaba tomada, pues desde el principio ha querido sacarlo de las Administraciones públicas y entregarlo a manos y gestión privadas, como finalmente va a hacer. 
Una vez más, el personal de la Administración de Justicia nos sentimos estafados con este Ministro, quien intenta engalanar con su verborrea lo que es la privatización de un servicio público esencial, que será sufragado por todos los ciudadanos en beneficio de funcionarios que harán propios los beneficios derivados de la gestión de un servicio público.  Los argumentos del Ministerio de Justicia son falaces y caen por su propio peso, y sólo buscan justificarse ante las previsibles críticas que van a recibir por privatizar un servicio público esencial.

Los Registradores Mercantiles son funcionarios públicos, sí, porque acceden a la carrera por oposición, pero ejercen su función pública en régimen de gestión privada, cobrando directamente a los ciudadanos que tienen que acudir a ellos para cualquier servicio relacionado con sus empresas, lo que les garantiza unos ingresos a costa de todos los ciudadanos superiores en mucho que el mejor pagado de los funcionarios públicos de España. Mientras la gran mayoría de funcionarios cobramos con cargo a los Presupuestos Generales del Estado y nuestras retribuciones son objeto de recortes y congelación salarial, los Registradores Mercantiles hacen propios los cuantiosos beneficios que obtienen por inscribir actos en el Registro Mercantil, por el que tienen que pasar obligatoriamente todas las empresas para cualquier acto con mínima relevancia jurídica, enriqueciéndose a costa de todos los ciudadanos. Si son funcionarios públicos, que cobren nómina con recortes como todos, y que los beneficios de su actividad pública vayan a las arcas del estado y no a sus bolsillos.

Además, el Ministro de Justicia “omite” que el personal que trabaja en las oficinas de los registros mercantiles no son funcionarios públicos, sino personas contratadas (y despedidas) directamente, sin concurso público alguno, por el Registrador de turno, por lo que no les son de aplicación las obligaciones y deberes que les son de aplicación a todos los funcionarios públicos. Estas personas contratadas, y por tanto con riesgo de perder su empleo si no obedecen fielmente las órdenes de los registradores, son quienes principalmente van a manejar los datos personales de millones de personas. Y no es lo mismo manejar datos impersonales de empresas y sociedades que los datos personales de todos los ciudadanos.

La plataforma electrónica que dice el Ministerio que desarrollarán los Registradores Mercantiles, supuestamente de titularidad pública y no constará un euro a los ciudadanos por ser enteramente sufragada por dichos Registradores, no es sino un desarrollo de las actuales aplicaciones informáticas de Registro Civil ya pagadas con los impuestos de todos los ciudadanos. Además la creación de plataformas para la realización de trámites electrónicos es obligación de toda administración: no hay más que ver el Catastro, la Seguridad Social o Hacienda.
  
La interoperabilidad entre Administraciones que permitirá supuestamente el nuevo sistema informático, de forma que el  85% de las certificaciones que se expiden actualmente en el Registro Civil sean innecesarias y se evite que el ciudadano tenga que acercarse físicamente al registro a realizar sus trámites, ya es posible y sólo precisa de una mínima modificación del programa Inforeg que el Ministerio de Justicia no ha querido acometer para que desde cualquier Registro Civil se puedan expedir certificaciones de inscripciones practicadas en otros registros o desde cualquier administración acceder a la base de datos del Registro Civil. Si el Ministerio de Justicia no lo ha querido hacer ha sido sólo para justificar con ello el traspaso del Registro Civil a los Registradores Mercantiles con las supuestas ventajas que todos obtendremos.

El Ministerio de Justicia sabe perfectamente que no tiene nada que ver la llevanza de registros de personas jurídicas (y no de todas, sólo de las que tienen objeto mercantil) con la de los registros de las personas físicas, de la misma forma que no es lo mismo el Código Mercantil que el Civil y la legislación foral, la publicidad de una empresa que la de una filiación adoptiva o una incapacidad, o la inscripción de un cambio de administrador con el nacimiento de un niño.

Tampoco cabe justificar la atribución del Registro Civil a los registradores mercantiles en que se busca frenar los problemas que plantean los registros civiles (largas colas, citas previas para tramitar expedientes dentro de varios años, etc), porque ello es culpa directa del Ministerio de Justicia y de algunas de las Comunidades con competencias en materia de Administración de Justicia, que no han puesto ni ponen a disposición de los Registros Civiles los medios personales y materiales necesarios para el adecuado funcionamiento de las oficinas del Registro Civil pese al elevado incremento de la población extranjera en España desde el año 2000. El Ministerio de Justicia actúa como si no tuviese culpa alguna en los problemas actuales de los Registros Civiles, tal y como ya hizo cuando  encomendó a los Registradores de la Propiedad la gestión de las tareas que en los expedientes de nacionalidad correspondían al Ministerio de Justicia y que daban lugar a años de espera en su resolución. Por cierto, siguen existiendo miles de expedientes de nacionalidad presentados hace más de dos años sin resolver, lo que demuestra que la encomienda de una gestión pública a los Registradores (en este caso de la Propiedad) no son una solución para afrontar las carencias de medios de las Administraciones públicas para prestar los servicios públicos a que está obligada.

El Ministerio de Justicia insiste en la gratuidad tanto de las inscripciones como de las certificaciones que se realicen, pero nada dice de los expedientes de Registro Civil y de aquellas otras actuaciones complementarias para la creación de actos del Registro civil (reconocimientos, declaraciones sobre nombre y apellidos,  vecindad civil o nacionalidad, etc), por los que habrá que pagar. De hecho, el Ministerio de Justicia ya ha dicho que se va a cobrar una tasa para la tramitación de los expedientes de nacionalidad, y que los notarios tramitarán éstos así como los expedientes de matrimonio civil, los que suponen el mayor número de expedientes de los Registros Civiles. Además, ¿quién asegura que en 6 meses, 1 año ó 2, en una Ley de Presupuestos u otra no se establezcan tasas por inscripción o certificado? De lo que no cabe duda alguna es que actuaciones que hoy son gratuitas mañana habrá que pagarlas, y que los Registradores Mercantiles verán financiada su actividad relativa a los Registros Civiles (locales, personal, equipamiento informático, etc) directa o indirectamente por todos los ciudadanos, sin que les cueste un euro la gestión del Registro Civil, en beneficio de los bolsillos de los Registradores Mercantiles que harán suyas las posibles ganancias, como ya hacen respecto del Registro Mercantil.

También confunde el Ministerio cuando afirma que con su reforma se garantizará que haya una oficina en cada capital de provincia. Ahora desparecerán todas las oficinas registrales de las localidades que no sean capitales de provincia, sin que sea solución acudir al notario de la localidad (donde lo haya, y al que habrá que pagar) o en las oficinas del Juzgado de Paz, que Gallardón suprime en su proyecto de la LOPJ.


Por último, desaparecerán miles de puestos de trabajo a corto plazo. Los interinos, como ocupan plazas vacantes, serán despedidos, más pronto que tarde. Los titulares serán reordenados forzosamente, y paulatinamente se irán suprimiendo todas las plazas de la Administración de Justicia hoy dedicadas total o parcialmente a tareas de Registro Civil. SI ESTO NO ES UNA ESTAFA

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