El sindicalismo no tiene el reconocimiento que debiera


24 de agosto de 2011


24.08.2011.- Con Cristina Berrmejo -madrileña, 36 años, montadora de vídeo y actual secretaria confederal de Juventud de Comisiones Obreras- conversa sobre la situación actual de la gente joven, especialmente de las mujeres, Carmen Briz Hernández, periodista y realizadora de la revista Trabajadora de la Secretaría Confederal de la Mujer de CCOO.

En el año 1998 Cristina Bermejo entra a trabajar como editora de vídeo en Telemadrid, un lugar en el que es relativamente sencillo entender cómo funciona el poder en relación a los medios de comunicación. Esta madrileña, de 36 años, licenciada en la especialidad de Imagen y Sonido en la Facultad de Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y Máster en Producción Audiovisual, se afilia a CCOO en 1997 y en 2003 es elegida delegada.

Era afiliada desde que estaba estudiando, me apunté a VITRA, a la cooperativa de vivienda. En Telemadrid los montadores de vídeo reivindicábamos nuestra categoría profesional y denunciamos la usurpación de funciones por parte de los redactores y ahí surgió todo.

Desde 2008 es secretaria confederal de Juventud y forma parte de la Comisión Ejecutiva de la Confederación Sindical de CCOO.

Llevaba seis años en el comité; y me proponen ir en la candidatura de Toxo, querían contar con gente nueva, que venía fresca de las empresas. Me proponen ser secretaria confederal de Juventud y en una sola noche digo que sí.

Una decisión de la que no se arrepiente en absoluto.

A nivel de enriquecimiento personal, desde luego lo valoro muy en positivo. El trabajo es muy duro e ingrato, en cualquier punto de la representación sindical -sea en la empresa, sea en la confederación o sea en la federación- porque se trabaja mucho y se reconoce poco. El sindicalismo está bastante desprestigiado, pero cumple una labor fundamental. Y no tiene el reconocimiento que debiera, ni por trabajadores y trabajadoras ni por otros agentes.

Un desprestigio que achaca a un profundo desconocimiento por parte de la sociedad.

Hay una desinformación total del trabajo y de la capacidad de los representantes sindicales y del papel legítimo que les otorga la Constitución. La gente se deja llevar un poco por las percepciones a primera vista. También es verdad que a veces por algunas malas acciones de determinados delegados y delegadas en las empresas, pero no puedes meter en el mismo saco a toda la organización por el comportamiento de una o dos personas que conoces y son próximas a ti. Es una pena que no se goce del reconocimiento de la labor ingente que se realiza diariamente.

Y hay un ataque brutal por parte de la derecha.

Probablemente se trate del único bastión fuerte que quede a batir de la izquierda y por tanto somos un objetivo claro.

También existe una percepción errónea y, a veces, falta de compromiso por parte de trabajadores y trabajadoras.

Si no te gusta cómo lo está haciendo un delegado o delegada, es muy fácil, preséntate a las elecciones sindicales. Pero la falta de compromiso y el individualismo de algunas personas en la empresa suele primar. Somos muy libres para hacer críticas, pero hay quienes no están dispuestos a sacrificar absolutamente nada por mejorar las cosas. Es mejor hacer la crítica desde la implicación.

¿Cómo es la composición de Comisiones Obreras en relación a la edad?

La afiliación es de (aproximadamente) 1.150.000 personas, de ellas 235.000 son menores de 35 años (y 100.000 menores de 30) y hay (aproximadamente) 116.000 delegados y delegadas, de esta cantidad 10.000 son menores de 30 años. El salto entre los 30 y los 35 años es fundamental, porque es cuando la gente adquiere cierta estabilidad en el empleo y puede afiliarse o ser delegado o delegada. Las tasas de afiliación han bajado, y significativamente, en jóvenes. Ha bajado en torno a un 2% la afiliación joven, es donde más se ha notado; mientras que en otros segmentos de edad ha bajado sin llegar al 1%. Lógico, porque han sido los primeros en ser expulsados del mercado de trabajo. Hay un 45% aproximadamente de contratación temporal y un tercio de ésta es inferior a seis meses; es decir, hay jóvenes que tienen contratos de días, de semanas. Así es imposible que nadie se vincule a un sindicato.

¿Por qué cree que es complicado llegar a la población joven?

El 80-90% de las empresas españolas son pequeñas y medianas y no tienen derecho a representación legal de trabajadores y trabajadoras cuando son plantillas inferiores a 5 personas. Es difícil estar ahí. Además, a diferencia de generaciones anteriores (que provenían de grandes empresas con fuerte representación y cultura sindical y donde se suponía que ibas a trabajar toda tu vida laboral) ahora hay multitud de microempresas por las que se va rotando, no hay estabilidad ni en el puesto de trabajo ni en la propia empresa. El mercado de trabajo está en constante movimiento, y si las personas no se asientan durante un tiempo en un mismo lugar es difícil establecer contacto.

Se debería formar a la gente en los centros educativos. En FP ya existe la asignatura "Formación y orientación laboral", presente en todos los ciclos formativos, donde se dan ciertos apuntes en materia de derecho laboral. Es una asignatura pendiente en la universidad, hay personas con una o dos licenciaturas y un posgrado y no tienen ni idea sobre cómo se configura una nómina. En la misma Facultad de Derecho apenas se imparten contenidos sobre laboral y se desconoce cuál es la función de un sindicato. Y es importante la presencia juvenil tanto en la dirección del sindicato, como en la base o en los grupos de extensión electoral -para las elecciones sindicales en las empresas-. Por ejemplo, en las grandes superficies comerciales, si quienes están en extensión sindical tienen un perfil similar (mujeres y jóvenes) es mucho más fácil conectar con las preocupaciones de las trabajadoras. El sentimiento de identificación es mayor.

¿Piensa que existe voluntad de ceder espacio a la gente joven y generosidad al hacerlo?

Hay una buena disposición al relevo generacional, pero luego no se está llevando a cabo de manera suficientemente efectiva. Se ha dado un paso importante, existen secretarías de Juventud en prácticamente todos los órganos (en territorios y federaciones estatales). Pero tiene que haber una implicación mayor de forma transversal. Las secretarías de Juventud tienen que ser un vehículo para canalizar todo el trabajo de la gente joven, la afiliación y delegados y delegadas jóvenes. Pero una persona joven debería poder ocupar cualquier cargo sin estar estrictamente vinculado a las secretarías de Juventud. Esta determinación sí falta.

Todas las acciones y estrategias que se ponen en marcha desde Juventud han de ser asumidas por el conjunto como si fueran propias. Es decir, que si tengo que negociar una serie de cláusulas en la negociación colectiva, que favorezcan la inclusión de jóvenes en los convenios o en las empresas, se defienda sin problemas en una mesa de negociación.

Hay un salto generacional grande, falta gente de edades intermedias (entre la treintena y la cincuentena); así podría darse así un relevo más relajado, más natural. Probablemente sea un problema común a otras organizaciones. Durante la transición gente muy joven, empezó a dirigir el sindicato y mucha continúa en la actual dirección. Pero es vital para la supervivencia contar con gente joven. El sindicato tiene estructuras quizá demasiado clásicas y, a veces, un tanto inflexibles. Tampoco creo que por el hecho de ser joven te hayas ganado el puesto, una se los gana por el trabajo que desempeña. La gente joven ha de estar en las candidaturas en las elecciones sindicales pero también en las negociaciones con la empresa, han de ser agentes en activo.

¿Qué papel juegan las jóvenes en todo ello? ¿Piensa que Vd. y su antecesora han servido como referentes para otras jóvenes?

Se tiende cada vez más a la paridad. Pero me preocupa que sea un poco paridad de números más que de hechos o que no se dé en igualdad de responsabilidades. Se puede tener un secretariado o una comisión ejecutiva paritaria, pero donde el peso de las responsabilidades no cae de manera igualitaria entre ambos sexos, sino que los hombres siguen llevando la batuta de las cuestiones importantes. En Comisiones Obreras hay muchas mujeres en la segunda línea pisando fuerte (secretarias generales provinciales, secretarias generales de algunos sectores de las federaciones...). Falta un empujón más, unos años más, para que, poco a poco, esas mujeres den el salto a los cargos de mayor responsabilidad.

La afiliación femenina se está manteniendo mejor, y hay muy buenos resultados electorales en sectores muy feminizados (comercio, hostelería, servicios públicos) y eso va a repercutir tarde o temprano en la dirección del sindicato.

Hay muchas chicas al frente de las secretarías de Juventud, el 90%, pero deseo que estén en otras secretarías también (Empleo, Acción Sindical). Las secretarías de Juventud están sirviendo de formación a las jóvenes que podrán ser dirigentes en un futuro.

¿Cree que entre la juventud se producen menos situaciones discriminatorias o a la hora de verdad los estereotipos sexistas, los condicionantes culturales, funcionan?

Existe una igualdad legal pero no una igualdad real. Falta concienciación de la contraparte masculina. Las mujeres no tienen que seguir soportando el cuidado de menores y dependientes o las tareas del hogar en solitario, sino que tiene que ser una cuestión compartida al 50%. Los chicos han empezado a acogerse tímidamente a las reducciones de jornada. Siguen siendo las chicas quienes lo hacen, sobre todo con el primer bebé (renunciando en muchos casos a la promoción profesional). La igualdad real llegará en el momento en que haya que tomar una decisión y ambos se disputen una reducción. Queda un largo camino.

A veces hay relajación, hay muchos chicos jóvenes a quienes se les llena la boca al hablar de igualdad, pero se demuestra con hechos. En otros casos, hay resistencia, los chicos parece que no se acaban de creer que hay derechos reconocidos para ellos (bien es cierto que la coyuntura actual no es la mejor, porque hay mucho miedo en las empresas al despido y los derechos y su disfrute se retraen). Por su parte, en ocasiones, las chicas tienen sentimientos de superwoman: ‘tengo que tirar con todo’ o ‘lo hago mejor que nadie’ o ‘he de ser la mejor madre, la mejor trabajadora’. Esto es un error de base. Las mujeres han de aprender a delegar.

¿Cómo se soluciona el desempleo juvenil?

Hay que hacer una apuesta por un plan de empleo a corto, a medio y a largo plazo, porque este problema es estructural. El desempleo juvenil en España se sufre desde antes de la crisis (la tasa de desempleo juvenil antes de 2008 era del 20%). Con lo cual no se trata de reunir planes de choque brillantes de hoy para mañana y que luego no conduzcan a nada, porque sino cada vez que haya un periodo de crisis el paro juvenil se volverá a disparar. Y, desde luego, ha de haber financiación suficiente para cualquier política de empleo que se ponga en marcha, en el periodo que se determine y con una evaluación posterior, porque sino se evalúa no se podrá saber si sirvió o no.

¿Ser joven, trabajadora y madre es un imposible?

No es fácil. La emancipación juvenil -casi en un 80%- es cercana a los 30 años. Mientras que en los países nórdicos es muchísimo más baja, en torno a los 25. Al problema del desempleo se suma el de la vivienda, con precios inviables, a la cultura de la tenencia en propiedad se le ha sumado la falta de políticas que apuesten por el alquiler protegido, por recuperar el stock de viviendas vacías o por invertir y aumentar el parque de vivienda pública.

A nivel laboral, el trabajo a tiempo parcial, por ejemplo, trae consigo un componente de género importante (se soporta sobre las mujeres). Pero las jóvenes quieren y necesitan trabajo a tiempo completo, estable y con derechos. El trabajo a tiempo parcial es bueno pero sólo cuando se compatibiliza con los estudios

A la Secretaría de Juventud llegan muchas consultas sobre permisos de maternidad, de acumulación de los permisos de lactancia... En las pequeñas empresas se ponen muchas más trabas y es más difícil negociar. Con el paro existente muchas jóvenes se cuestionan el momento de la maternidad. Si no ves un futuro económico estable es más difícil que te decidas a ser madre.

Una de las causas precisamente de la reforma de las pensiones era la bajísima natalidad, se está poniendo en peligro no solo las pensiones, sino todo el Estado de bienestar tal como se conoce. Tiene que haber una mayor protección a la familia -no entendida de un modo paternalista o con cheques bebé que hoy están ahí y mañana desaparecen- con medidas de fondo, como por ejemplo, con enseñanza pública gratuita de 0 a 3 años.

¿Es cierto que existe un éxodo juvenil hacia el extranjero?

Se magnifica desde la prensa. Los datos (de las embajadas y de emigración) no hablan de un éxodo masivo; aunque sí ha aumentado, pero se desconoce por edades o por condiciones. Tampoco en Europa las expectativas laborales son maravillosas. El caso ejemplarizante fue el de Alemania, que parecía que la señora Merkel traía un buen cerro de contratos debajo del brazo para los españoles cualificados, y luego todo quedó en agua de borrajas y no ha habido tal plan.

Migrar es una alternativa, en cierto modo, triste, porque el sistema educativo español está invirtiendo en gente joven que luego no revierte en el mercado productivo del país, que se tienen que marchar fuera porque aquí no encuentran su lugar. Es un problema también del modelo productivo actual. Es decir, se generan universitarios y universitarias a destajo sin contemplar si va a haber demandas por parte del mercado laboral. Por el contrario, habría que prestigiar y reforzar la formación profesional.

Las nuevas tecnologías, las redes sociales ¿de qué modo pueden ayudar a hacer sindicalismo?

Mucha gente tiene miedo de reivindicar  e incluso de solicitar información sobre sus derechos. La Secretaría de Juventud tiene abierta una línea de consultas online a través de la página web (http://www.ccoo.es/jovenes/menu.do?Conocenos:Consultanos) y cuando llega alguna, enviamos un pequeño cuestionario para conocer la empresa, dónde está ubicada, etc., para poder hacer estadística y contextualizar en cada caso y ¡hay temor a rellenarlo y enviarlo! Este servicio de consultas está funcionando muy bien y está siendo de gran ayuda sobre todo a quienes trabajan en pequeñas y medianas empresas, donde no se atreven siquiera a preguntar. En ocasiones, hay que remitir a la persona a la sede más cercana a su domicilio. La gente recurre al sindicato cuando tiene un problema y es interesante darle una respuesta. Hay quienes se acaban afiliando.

Desde las secretarías de Juventud se apuesta férreamente por las redes sociales. La gente mayor repite continuamente: ‘Las redes sociales nunca pueden sustituir a la acción sindical tradicional’. Por supuesto que no, pero son un complemento y hay que utilizarlas, es verdad que hay que manejarlas bien y tener un discurso claro, pero sus ventajas son enormes: llegar a un número ilimitado de personas, obtener feedback con la gente y saber qué se está haciendo bien y qué no, convocar a una manifestación o a un acto de una manera rápida, sencilla y masiva.

¿Cuál es su opinión sobre el 15-M?

Me ha sorprendido -como a todo el mundo- su espontaneidad, pero me alegra mucho esta muestra de indignación y de rechazo hacia la política que se está practicando. También era en cierto modo lógico que surgiera. En España, de momento, hay una protección económica familiar importante, pero esto no es suficiente, es lógico que la gente manifieste su indignación ante las negras perspectivas de futuro, que haya salido a la calle a manifestarse. Flota este sentimiento: ‘Nos dijeron que estudiáramos para lograr un futuro mejor y nos han engañado, no tenemos trabajo, no podemos emanciparnos, no podemos tener un proyecto de vida’.

El discurso sindical coincide muchas veces con el discurso que se está manteniendo en la calle, sobre todo en relación a la política económica impuesta por los mercados financieros (en cómo combatir esa política, en qué acciones se pueden poner en marcha, en quiénes son los responsables de la crisis). Muchos y muchas sindicalistas están participando a título individual en el 15-M. ¿En qué va a quedar el movimiento 15-M? Pues no se sabe. Creo que adolece de falta de estructuras (las que sea) que le permita pervivir en el tiempo. Y puede que haya quien se conciencie de que los sindicatos de clase, como CCOO, ni son partidos políticos ni son organizaciones institucionalizadas o burocráticas, sino que defienden muchas de las cosas que, ahora mismo, se piden en la calle.


Vínculos de interés relacionados

El informe de Cristina Bermejo sobre el empleo juvenil publicado en la revista Trabajadora de CCOO

Revista Trabajadora de la Secretaría Confederal de la Mujer de CCOO.

Imprimir artículo