Publicado en www.laopinioncoruna.es
Los requerimientos y citaciones por impagos, hipotecas y deudas en general aumentan en los juzgados de paz, que, sin embargo, han visto disminuir procedimientos antes más habituales
Celebrar un matrimonio civil, inscribir en el registro a un recién nacido o mediar entre dos partes en un acto de conciliación ya no son, hoy por hoy, las labores más habituales de un juez de paz. Los nuevos delitos de tráfico pero, sobre todo, la crisis económica han transformado el día a día de estos órganos concebidos para auxiliar a los juzgados tradicionales y hacer más ágil y cercana al ciudadano la Administración de Justicia, aunque sea para notificar tan malas noticias como un embargo, un desahucio o una demanda por deudas
Con muy pocos medios y pese a sus limitadas competencias, los juzgados de paz gallegos también aportan su granito de arena para dar salida a los miles de procedimientos que desde el inicio de la crisis colapsan todavía más el funcionamiento de la Justicia. El aumento de los litigios por deudas, hipotecas, embargos o desahucios no se ha traducido en más carga de trabajo para la llamada justicia auxiliar, pero sí ha traído cambios cualitativos en su trabajo diario, donde los procedimientos antes habituales se reducen y otros que lo eran menos aumentan.
La funcionaria del juzgado de paz de Oroso explica que, en el ámbito civil, la mayoría de los exhortos tramitados (solicitud que dirige un juzgado a otro para que realice un trámite en su nombre) tiene que ver con "impago de préstamos" y, aunque menos, con las ejecuciones hipotecarias. Los exhortos civiles, de hecho, son el único capítulo que no ha dejado de crecer en los juzgados de paz desde el inicio de la crisis, ya que frente a las 34.239 peticiones tramitadas en 2008, el año pasado la cifra se elevó hasta las 39.254, según las estadísticas del INE.
Pero la crisis no solo se ha notado en las ejecuciones civiles que llegan a los 270 juzgados de paz gallegos. Los secretarios judiciales al frente de estos órganos también tienen potestad para iniciar determinados procedimientos aunque sea el juzgado de la cabecera de comarca el que se encargue de tramitarlos y dictar sentencia. Es lo que ocurre con los procesos monitorios, un mecanismo que la crisis ha puesto tristemente de moda ya que permite reclamar civilmente el pago de una deuda de manera más sencilla y rápida que un juicio ordinario, siempre que el deudor, eso sí, acepte pagar y confirme el impago. La última reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil elevó el límite para poder reclamar una deuda por la vía monitoria de 30.000 a 250.000 euros. Y eso explica, según la secretaria de paz de Oroso, por qué cada vez se recurre más a este tipo de procedimiento en el que la Justicia de paz suele dar el primer paso.
El ámbito penal, sin embargo, es el que más trabajo le da en estos momentos a la Justicia de paz. Esto se debe, en gran parte, al hecho de que muchas de las citaciones y trámites que realizan los juzgados penales requieren de una "notificación personal", lo que obliga a solicitar la intervención del juez de paz para informar a testigos e imputados de que han sido llamados a declarar.
Pero el mayor volumen de trabajo tiene su origen en la reforma del Código Penal del año 2007, que fijó los nuevos delitos de tráfico y llenó los juzgados de Instrucción de todo el país de juicios rápidos por alcoholemias, exceso de velocidad o conducción temeraria. Son este tipo de requerimientos contra conductores -aunque luego el juicio se celebre siempre en un juzgado ordinario- y los trámites derivados de estas sentencias, como recoger los carnés retirados, los que más han contribuido a engrosar la cifra de notificaciones que tramitan los juzgados de paz gallegos. Así, frente a los 37.654 exhortos penales resueltos en 2006, el año pasado la cifra se situó ya en 53.379.
Este incremento de la actividad penal en los juzgados de paz contrasta con la disminución de la carga de trabajo civil. Hace cinco años, de hecho, estos órganos resolvía más del doble de asuntos civiles que penales pero ahora estos ya son la mayoría. "Ahora nos mandan cuatro asuntos contados, notificación de sentencias solo, pero antes se hacía mucho más: tomas de declaración, embargos, algún desahucio... Pero ahora lo llevan todo desde A Coruña", explica otro juez de paz.
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